EL SINDICALISMO EN CRISISLa fragmentación, los oportunismos, la falta de conocimiento, de liderazgo y de capacidad de acuerdos lo que obliga a pensar que el sindicalismo en el país, está yendo al panteón.
Las transformaciones estructurales de la clase obrera, la caída de los salarios y la implantación casi generalizada de la precariedad laboral, unida a la fragmentación y la invisibilidad política de los trabajadores, están acabando con el sindicalismo. Si a esto sumamos la dificultad que existe para introducir el movimiento sindical en las pequeñas empresas, nos encontramos con una crisis estructural del sindicalismo auspiciada, no solo por las políticas neoliberales y el capitalismo financiero implantado a consecuencia de la crisis, sino también por la pésima gestión y la corrupción existente en los sindicatos mayoritarios.
Parece que no cabe duda de que el actual modelo sindical es incapaz de contrarrestar el golpeo constante del liberalismo. Los sindicatos han perdido toda su legitimidad como agentes sociales. En consecuencia, han disminuido los porcentajes de afiliación, se ha visto reducida su capacidad de movilización y negociación y ha aumentado considerablemente la dependencia de recursos estatales externo
¿Cómo revertir la situación?
El principal problema es que la desafección de los trabajadores para con los sindicatos mayoritarios no responde con una mayor afiliación a sindicatos alternativos, sino que conlleva una desmovilización generalizada de la clase obrera.
El principal problema es que la desafección de los trabajadores para con los sindicatos mayoritarios no responde con una mayor afiliación a sindicatos alternativos, sino que conlleva una desmovilización generalizada de la clase obrera.
Asimismo, es importante comprender que ha desaparecido el Fordismo dentro de las empresas, que ya no existe ese modelo de producción en serie que facilitó la implantación del sindicalismo tradicional. Ya no hay miles de trabajadores entrando a la misma hora a las fábricas y que pueden ser convocados a la vez para una asamblea que desemboca en una huelga general movilizada por una docena de sindicalistas activos. Ahora, dentro de las mismas empresas hay personas contratadas por la empresa, otras que llegan desde una ETT, personas trabajadoras que forman parte de los servicios externalizados (contratas, autónomas…). En definitiva, hay decenas de categorías profesionales distintas que dividen a los trabajadores rompiendo su conciencia de clase. Por tanto, difícilmente se puede mantener hoy en día el argumento de que las elecciones sindicales dentro de las empresas son un soporte de la unidad de clase cuando los procesos de externalizarían son una práctica generalizada y cada vez más abundante. Como bien indica Perera, “la representación unitaria no puede responder a la multitud de situaciones diferentes que se producen en el seno de una empresa”.
Por tanto, seguir apostando por la lógica de las representaciones unitarias conduce a que los sindicatos atiendan exclusivamente a los trabajadores estables en la estructura, marginando por tanto a quienes ya sufren la precariedad más alta (externalizadas, autónomas…). En conclusión, parece claro que la representación unitaria no es un modelo que ayude a los sindicatos a reforzase, especialmente porque cada vez son menos las personas trabajadoras que pueden beneficiarse de esta representación.
Y a todo esto el papel del Gobierno de promover el sindicalismo y la poca intervención en la actualidad del Ministerio de Trabajo en la defensa de los trabajadores sean privados o públicos nos hacen pensar que seguimos en la segunda década del empresariado y del libre mercado pensando solamente en el MARGEN DE GANANCIA.
Y el sentimiento del trabajador.
Ese sentimiento que daba el Sindicato al centro de labores se está perdiendo paulatinamente.
El ejemplo de la venta de Lindley en la actualidad y la escasa intervención de los sindicatos iniciales ha traído consigo que el nuevo dueño de Lindley exija contrataciones nuevas con la condición de NO PERTENECER A CUALQUIER SINDICATO Y QUE NO HAGAN SINDICATO EN LO SUCESIVO.
Y el sentimiento del trabajador.
Ese sentimiento que daba el Sindicato al centro de labores se está perdiendo paulatinamente.
El ejemplo de la venta de Lindley en la actualidad y la escasa intervención de los sindicatos iniciales ha traído consigo que el nuevo dueño de Lindley exija contrataciones nuevas con la condición de NO PERTENECER A CUALQUIER SINDICATO Y QUE NO HAGAN SINDICATO EN LO SUCESIVO.
¿Esto es legal?
El Estado debe velar por el cuidado y la seguridad de los trabajadores en la actividad privada.
El Estado debe velar por el cuidado y la seguridad de los trabajadores en la actividad privada.
En lo que va de los años el sindicalismo ha sido golpeado de diversas formas, a través de sus mismos dirigentes o a través de políticas mal encausadas.
Un punto a tomar en cuenta:
La hiperinflación del primer gobierno de García golpeó la organización sindical y los asesinatos de la violencia política tuvieron un efecto letal. De ese modo, se produjo la inversión del máximo logrado en los setenta. Al comenzar los noventa, con el gobierno de Fujimori, el sindicalismo retrocedió al nivel mínimo de influencia y su vigencia fue seriamente mellada. Desde entonces no se ha recuperado en forma significativa.
La hiperinflación del primer gobierno de García golpeó la organización sindical y los asesinatos de la violencia política tuvieron un efecto letal. De ese modo, se produjo la inversión del máximo logrado en los setenta. Al comenzar los noventa, con el gobierno de Fujimori, el sindicalismo retrocedió al nivel mínimo de influencia y su vigencia fue seriamente mellada. Desde entonces no se ha recuperado en forma significativa.
En su contra opera la transformación del mercado de trabajo, que ha tercerizado funciones e individualizado la producción. Estos cambios internacionales de la organización económica también llegaron al Perú al comenzar los noventa, con el gobierno Fujimori y el neoliberalismo, dando inicio -malo que bueno- al país contemporáneo que vivimos hasta hoy.
Es por ello que el golpe a los sindicatos en Lindley es a todo el mercado laboral por que la tendencia es dejar sin sindicatos a los trabajadores.
La responsabilidad de los secretarios de los sindicatos es velar por que todos formen parte del sindicato, por eso extraña el papel del secretario general de Sitracorlinsa en estos nuevos tiempos, demostraría que no conoce y no se prepara para hacer que el sindicato crezca en la actualidad, a donde apunta Sitrajorlinsa si el nuevo Dueño NO QUIERE SINDICATOS....
Comentarios
Publicar un comentario